Nuestra filosofía: Armonía con la naturaleza


En Krontiras Wines, cada decisión que tomamos refleja nuestro profundo respeto por la naturaleza. No solo cultivamos viñedos de manera biodinámica, sino que hemos diseñado nuestra bodega para integrarse armónicamente con el entorno, asegurando un equilibrio sostenible entre producción y ecosistema.

Cuidamos la Tierra, cultivamos vida


Reemplazamos los agroquímicos por biodiversidad. La siembra de verdeos enriquece el suelo, mejora su estructura y respiración, promoviendo el desarrollo de microorganismos esenciales. Incorporamos especies como vicia, cebada, centeno, trigo, avena, nabo y mijo, junto con flores como cosmos, caléndula y manzanilla, además de pastos nativos como los coirones.

Nuestro objetivo es restaurar el paisaje mendocino dentro de nuestros viñedos, reemplazando progresivamente especies exóticas por vegetación autóctona. Las flores atraen insectos polinizadores y fomentan un ecosistema equilibrado, lo que ha permitido que en el último relevamiento se registraran 36 especies de aves en nuestra finca.

Para fortalecer este equilibrio natural, hemos integrado árboles frutales y arbustos nativos que sirven de refugio y alimento para la fauna local, además de instalar casas nido para favorecer la presencia de aves insectívoras, que actúan como controladoras naturales de plagas.

Nuestros corredores biológicos y la reducción del uso de agroquímicos han permitido que la naturaleza se autorregule, consolidando un entorno resiliente y sostenible.

Bodega viva: Arquitectura en equilibrio


Nuestra filosofía no solo se refleja en el viñedo, sino también en la bodega. Construida bajo los principios de la arquitectura biodinámica, su diseño evita los ángulos rectos para permitir la libre circulación de las energías.

Más que una edificación, la bodega es un organismo vivo que respira en armonía con el paisaje. Integrada naturalmente con el viñedo de Lunlunta, su forma sigue los patrones de la geometría sagrada, donde la proporción áurea (φ) y el número pi (π) no son solo principios matemáticos, sino manifestaciones del orden natural. Cada línea y cada curva reflejan la intención de crear un espacio que potencie la energía vital del vino en su crianza y evolución.

Utilizamos materiales aislantes naturales, como la paja orgánica, que permiten un ahorro energético significativo y un uso racional de los recursos, reduciendo nuestra huella ambiental. Además, gran parte de la bodega se encuentra bajo el nivel del suelo, lo que mantiene una temperatura estable de manera natural y minimiza la necesidad de climatización artificial. Su orientación estratégica optimiza el uso de luz natural, disminuyendo el consumo energético y generando un espacio de trabajo armónico.

El 40% de la energía que utilizamos proviene de fuentes limpias, gracias a los paneles solares instalados en el techo de la bodega, reafirmando nuestro compromiso con la sustentabilidad.

Vinos con Identidad: Expresión del origen


Nuestro enfoque enológico es claro: elaboramos vinos que expresen el lugar de donde provienen. Todas nuestras fermentaciones ocurren con levaduras indígenas, y la mayoría de nuestros vinos se producen sin sulfitos agregados, respetando la pureza del terruño y el trabajo en la viña.

Un Círculo Sostenible: De la naturaleza a la naturaleza


Cada recurso que utilizamos vuelve a la tierra de manera consciente. Nuestros efluentes pasan por un sistema de biofiltración con virutas de madera y lombrices californianas, que transforman la materia orgánica en humus, un fertilizante natural que reutilizamos en la finca.

El agua purificada se destina al riego de un pequeño bosque de eucaliptus y pasturas, proporcionando sombra y alimento a nuestros animales durante la primavera y el verano.

Más que una Bodega, un ecosistema latiendo


En Krontiras Wines, la sustentabilidad no es una tendencia, sino una forma de vida. Desde la viña hasta la arquitectura de la bodega; cada detalle está pensado para preservar el equilibrio natural y elaborar vinos que reflejen su origen con total honestidad.

Aquí, la bodega no es solo un espacio de producción: es un organismo vivo en constante interacción con su entorno. Un lugar donde la energía fluye, la naturaleza se autorregula y el vino se transforma en la expresión más pura de la tierra que lo vio nacer.